Abrígame
Préstame tus brazos en este intenso invierno, que sean ellos la leña que encienda el fuego y al mismo tiempo mi refugio.
Desnuda mi alma en este encuentro corpóreo, y poco a poco navega por mi piel no temas a las aguas profundas y se aventurero, las olas del mar tarde o temprano te llevan de nuevo a la orilla.
¡Bésame! así suave y lento, que en cada beso se aceleran mis latidos, siente la humedad de mi piel penetrando la tuya, como logras extasiarme y elevarme más allá del mismo cielo.
Tus caricias con el roce tus dedos, tus mordidas y lamidas de tus labios juegan a combinarse para descifrar la clave a mi punto de llegada y encajan tan perfectas que rindo mi cuerpo a tu cuerpo y en un susurro ligeros gemidos de satisfacción plena.